Investigación
Contamos con una gran experiencia investigadora y reconocimiento internacional en la identificación y cuantificación de los productos de transformación generados a partir de las sustancias activas y fitosanitarios usados para la protección de los cultivos, caracterización de sus propiedades fisicoquímicas y medioambientales y validación de los métodos analíticos usados para tales fines. Por ello, desde el año 1997 nuestra unidad lleva a cabo la evaluación del riesgo de estos compuestos, además de asesorar y colaborar con agencias e instituciones gubernamentales nacionales (ej. MAPA (ES), ANSES (FR), BENAKI (EL), Ctgb (NL), AGES (AT), etc.) y europeas (ej. Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), Comisión Europea, etc.). También participa en grupos de expertos como apoyo científico para la evaluación de las sustancias activas y fitosanitarios usados para la protección de los cultivos en Europa y para la elaboración de guías y protocolos para la mejora de dicha investigación y evaluación. El desarrollo de esta actividad investigadora requiere de personal altamente cualificado y del uso y conocimiento de técnicas analíticas y de química orgánica de vanguardia (ej. cromatografía, RMN, espectrometría de masas, etc.), de herramientas computacionales de última generación usadas en química cuántica (ej. Gaussian, QTAIM, NBO, etc.), de modelos computacionales basados en el uso de relaciones cuantitativas estructura-actividad / propiedad (QSAR / QSPR), de programas de estadística avanzada (ej. Unscrambler, SPSS, Statgraphics, etc.), de modelos de exposición (ej. PEARL, PRZM, FOCUS, NMI3, HAIR, etc.) para llevar a cabo una estimación del riesgo medioambiental y sobre especies no objetivo. En su conjunto, nuestra actividad de investigación y evaluación es parte fundamental dentro de un sistema de garantías que aporta conocimiento para una producción agraria sostenible y de acuerdo a la normativa comunitaria, con unas características propias y que la diferencian de aquellas de países con una regulación menos estricta, salvaguardando siempre la competitividad de la agricultura europea dentro de un mercado global con un consumidor cada día más exigente y preocupado por su salud, por su alimentación y por el medioambiente.